viernes, 7 de marzo de 2014

1° Cuaresma, 9 marzo. 2014.


Primera Lectura: del libro del Génesis 2: 7-9, 3: 1-7
Salmo Responsorial, del salmo 50: Misericordia, Señor, hemos pecado.
Segunda Lectura: de la carta del apóstol Pablo a los romanos 5: 12-19
Aclamación: No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Evangelio: Mateo 4: 1-11.

En la Antífona de Entrada volvemos a encontrarnos con la invitación a orar, a invocar, a confiar en el Señor; estoy seguro que lo hacemos en la angustia y la tristeza y habrá que hacerlo en toda ocasión: “oren sin intermisión”, con la convicción ardiente de estar auténticamente colgados de Él, y así “crezcamos en el conocimiento de Jesucristo y llevemos una vida más cristiana.”

Hace unos días recordábamos nuestro origen: “polvo”; hoy el Génesis ilumina ese polvo con el Aliento de Dios, con la vida de Dios, que nos “asemeja a Él”; por eso no terminaremos en el perecer porque la resurrección nos aguarda

El capítulo 3° del Génesis, narra nuestra historia; “por el pecado entró la muerte en el mundo”, es el desenlace de un diálogo que nunca debería haber comenzado, fue el mirar con otros ojos: “vio que el árbol era bueno para comer, agradable a la vista y codiciable para alcanzar sabiduría”; ¿sabiduría al margen de Dios?, mirémonos junto a Adán, “desnudos, enredados en la mentira que empuja a esconderse de Dios”.  Pecado: querer ser como Dios, pero sin Dios. La Cuaresma nos recuerda: “Ahora es el tiempo oportuno, el tiempo de la conversión”, ¿cuántos no la han descubierto?, a nosotros el Señor nos brinda la oportunidad.

El camino a elegir está delante: ¿ser como el primer Adán, o asemejarnos a Cristo, el nuevo Adán? En Éste “recibimos el don de la Gracia y la Justificación.”  Él quiso experimentar la tentación en la realidad humana que había asumida: “en todo semejante a nosotros, menos en el pecado”, y enseñarnos el modo de proceder ante el tentador: ¡nada de diálogo!, sino tajante y fiel a su Misión, fiel a la voluntad del Padre, lejos de servirse de su filiación divina para provecho propio: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que viene de la boca de Dios.”  Nada de sensacionalismos, ¿bajar volando desde lo alto del templo?: “no tentarás al Señor tu Dios”.  Quiere recorrer el camino de todo hombre sin manejar a Dios. Reconoce y afirma que solamente hay un Absoluto, el Padre y “que toda creatura es como flor de heno que florece en la mañana y por la tarde no parece”, poder, riqueza, fama, son realidades efímeras, el Único que permanece es Dios: “¡Retírate, Satanás!”, porque también está escrito: “Adorarás al Señor tu Dios y a Él sólo servirás.”  Así es la vivencia de la Palabra de Dios.

Aprendamos la lección; las tentaciones seguirán acechándonos, y aunque lo mejor es huirlas, Jesús ya trazó el camino para superarlas: ayuno, oración, cercanía a Dios, confianza, fortaleza y convicción.

Recordemos la advertencia de San Pedro: “Miren que el demonio, anda como león rugiente, buscando a quién devorar; resístanle firmes en la fe.”  (1ª. 5: 8-9) y la de San Pablo, plena de confianza: “Fiel es Dios que no permitirá que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas. Más aún, nos dará modo para resistir con éxito.”  (1ª. Cor. 10: 13) ¡Ánimo! “que las tribulaciones de este mundo, producirán un imponderable peso de gloria.”  (2ª. Cor. 4: 17-18)

Dios es quien nos espera, Él es nuestro premio, ¿qué creatura podría suplantarlo?